La sequía podría ralentizar la bajada de los precios de los alimentos
En marzo y en abril el país está por debajo de las precipitaciones del año pasado, que ya fueron escasas, ha dicho, y en la medida que la ausencia de precipitaciones lleve a “una oferta escasa” sumaría a la tendencia inflacionista.
El Gobierno y la industria alimentaria, representada por la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas, han coincidido este martes en que no hay una fecha fija para ver el traslado de la bajada de los costes de producción a los precios y en que el efecto de la sequía frenará esta esperada caída.
El secretario general de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, y el director general de la FIAB, Mauricio García de Quevedo, han participado este martes en la presentación del informe económico de este sector que, con motivo de la inflación, ha crecido sólo un 1,5 % este año.
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Miranda ha explicado que aunque el índice de precios FAO lleva trece meses en descenso, la complejidad de la cadena alimentaria lleva a que haya decalaje entre estas reducciones y su traslado a los precios, que en España están casi un 16 % más caros que hace un año.
“No hay un día que podamos decir a partir de ahora bajan los precios”, ha explicado, al tiempo que ha defendido que deberían ir descendiendo, aunque ha advertido de nuevas incertidumbres, especialmente la sequía o la prohibición de importaciones de cereales ucraniano.
Tendencia inflacionista En marzo y en abril el país está por debajo de las precipitaciones del año pasado, que ya fueron escasas, ha dicho, y en la medida que la ausencia de precipitaciones lleve a “una oferta escasa” sumaría a la tendencia inflacionista.
El secretario general de Agricultura ha valorado las medidas que ya ha tomado el Gobierno -como la bajada del IVA- y ha destacado que los precios en España han subido menos que en 16 países europeos.
Por su parte, De Quevedo ha subrayado el “contexto complejo” de 2022, por la guerra de Ucrania, la huelga de transportes y el incremento de costes que siguió a la salida de la pandemia y a lo que se ha sumado la sequía, un conjunto de factores que “ha tensionado extremadamente toda la cadena”.
“Detrás de un producto de alimentación y bebidas hay fertilizantes, agua, almacenaje, transporte”, entre otros insumos, ha señalado, que han derivado en una inflación que “nadie quiere, pero que es necesaria para la supervivencia” de las compañías.
Ha señalado que muchas de ellas han absorbido los márgenes y, aun así, el sector “sigue siendo resiliente y creando empleo”.
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A su juicio, será el nivel de competitividad del sector el que hará que empiece a incorporarse la caída de ciertos costes de producción a los precios, algo que lleva un retraso porque “hay que dar salida al stock que se ha comprado a ciertos precios”.
“Los plazos dependerán de cada empresa”, ha concluido.
Además, ha reclamado un ámbito regulatorio y fiscal para proteger a un sector estratégico para España y Europa de la vulnerabilidad económica a la que está precipitando esta situación.
En esta línea, ha considerado “urgente” la resolución de las convocatorias del Perte agroalimentario para permitir dotar a esas pequeñas y medianas empresas de los recursos necesarios para adoptar las inversiones en innovación y mejorar así su competitividad.