La UE se prepara para afrontar hambrunas globales y alimentos más caros
El Ejecutivo comunitario quiere poder anticiparse a los problemas en los mercados agroalimentarios y plantea también a los países que le comuniquen cada mes información sobre su reservas.
Aunque la guerra en Ucrania no va a afectar, al menos a corto plazo, a la seguridad alimentaria en la Unión Europea, si contribuirá al encarecimiento de los alimentos, lo que perjudicará sobre todo a las familias con menores ingresos, algo que Bruselas quiere remediar con un paquete de medidas presentadas este miércoles, que incluyen ayudas a los productores europeos y el recurso a fondos para la población más desfavorecida.
"Ahora es el momento de que Europa muestre su solidaridad: ayude a Ucrania, a su gente y a los agricultores, así como a los países importadores de alimentos vulnerables de todo el mundo que enfrentan aumentos de precios y escasez potencial", afirmó el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Valdis Dombrovskis.
La UE es una "superpotencia agrícola" y "nos aseguraremos de que nuestros agricultores cuenten con el pleno apoyo de la Comisión para responder a las necesidades mundiales de alimentos. Haremos esto mientras trabajamos para hacer que nuestras cadenas de suministro de alimentos sean más sostenibles y resistentes a futuras crisis", añadió el comisario de Agricultura, Janusz Wojciechowski.
Situación en la UE
El problema para el sector agroalimentario europeo es su dependencia de productos importados como los piensos, un punto débil que, sumado al aumento del coste de los fertilizantes y los carburantes, plantea retos a nivel de producción y provocará un aumento de los precios de los alimentos, según un informe adoptado hoy por la Comisión Europea.
Para tratar de paliarlos, Bruselas plantea una serie de apoyos a agricultores y ganaderos, que a principios de semana ya fueron adelantados en un Consejo de ministros de Agricultura, e incluyen un paquete de 500 millones de euros (a través sobre todo de la reserva de crisis), aumentar el porcentaje de pagos directos que se podrán adelantar al 16 de octubre próximo y ayudas a sectores específicos como el porcino, a través del almacenamiento privado.
Los productores podrán utilizar además las tierras en barbecho para realizar cultivos adicionales de todo tipo y se pondrá en marcha un marco temporal de ayudas de Estado para que los gobiernos nacionales también presten su propio apoyo, en particular a agricultores, productores de fertilizantes y al sector pesquero.
El Ejecutivo comunitario quiere poder anticiparse a los problemas en los mercados agroalimentarios y plantea también a los países que le comuniquen cada mes información sobre su reservas de productos básicos en relación con los alimentos y piensos.
Los consumidores europeos, afectados ya por los altos precios de la energía, van a sufrir también el encarecimiento de los alimentos, una situación que en 2008 llevó a muchas familias a consumir menos frutas y verduras y optar por alimentos más económicos, altos en calorías y escasos en nutrientes.
Pensando en los consumidores, la Comisión recuerda a los Estados miembros la posibilidad de aplicar tipos de IVA reducidos y alentar a los operadores económicos a contener los precios y les invita a utilizar instrumentos como el Fondo de Ayuda Europea para los Más Desfavorecidos (FEAD), para financiar acciones destinadas a proporcionar alimentos y asistencia material básica a los más vulnerables.
Bruselas ha encargado, por otro lado, al recién estrenado Mecanismo Europeo de Preparación y Respuesta ante Crisis de Seguridad Alimentaria, que reúne a administraciones nacionales y europeas y a los actores de la cadena alimentaria, que lleve a cabo un mapeo exhaustivo de los riesgos y vulnerabilidades en la cadena de suministro.
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La comunicación adoptada hoy por la Comisión Europea plantea también objetivos a más largo plazo para reducir la dependencia de las importaciones de piensos (en la actualidad la UE importa grandes cantidades procedentes de Ucrania y Rusia) y para llevar a cabo una transformación del sistema alimentario europeo, que incluya un cambio hacia dietas más basadas en plantas y garantizando un sistema alimentario más resistente y autónomo.