El clima y los rasgos de los lugareños son las pocas diferencias que se perciben entre Nicaragua y la franja de Gaza o Cisjordania durante las intifadas, donde el pequeño David, con los bolsillos llenos de piedras, lucha contra el gigante Goliat, armado de balas hasta los dientes.
Los nicaragüenses que pelean por un país justo se arman cada día con sus voces y "tiradoras" hondas para enfrentarse a las balas del sandinismo del siglo XXI en la figura del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, quienes no perdonan que la ciudadanía haya abierto los ojos ante las reiteradas injusticias y atropellos disfrazados de amor y paz.
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Los ciudadanos ya no pueden más, ya no se creen la falsa modestia del que un día consideraron su líder. Se acabó y es hora de reivindicar, aunque el único arma que tienen a su alcance sea su voz para parar las balas sandinistas que matan sin piedad, francotiradores que no piensan que las voces que claman justicia no son solo las de la oposición.
Las voces no salen solo de las gargantas del bando no oficialista, sino también de muchos que un día también depositaron su voto en las urnas por la continuidad del sandinismo, una filosofía que se fue modificando a lo largo de los años al antojo de Ortega y esposa, transformándose en la más cruel de las tiranías.
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Y así, las piedras palestinas se convirtieron en palabras, barricadas, cantos rodados y voces desesperadas que dieron vida a la primera intifada centroamericana de la mano de los nicaragüenses cansados de rendir tributo a un supuesto líder que no ve más allá de su bastón de mando, al que no está dispuesto a renunciar a cualquier precio.
Pero el precio que está pagando el país, su país, el que él gestiona y que permaneció sometido durante años, es demasiado alto. Cerca de 200 personas fallecidas en las protestas contra la administración del Gobierno que se autodefine democrático, de un presidente que no admite ser cuestionado bajo ningún concepto.
18
de abril iniciaron las protestas en Nicaragua debido a unas fallidas reformas sociales.
200
personas aproximadamente han perdido la vida en dos meses de cruentas protestas en varias ciudades de Nicaragua.