¿Qué necesita América Latina para habilitar todo el potencial del autocuidado?
La alfabetización en salud, regulaciones y políticas públicas que fomenten el autocuidado permitirán extender sus beneficios.
Con motivo del Día Internacional del Autocuidado que se celebra anualmente cada 24 de julio, la Asociación Latinoamericana de Autocuidado Responsable (ILAR) realizó el webinar “El valor social y económico del autocuidado: ¿Qué necesita América Latina para desarrollar todo el potencial del autocuidado?”
La Asociación presentó este evento como parte de las actividades que realizan para la promoción del autocuidado en la región Latinoamericana. Durante este, compartió importantes datos del estudio Global sobre el Valor Económico y Social que el autocuidado tiene para los individuos, los sistemas de salud y las comunidades.
Juan Thompson, director ejecutivo de ILAR comentó que “en muchos países de la región, y del mundo, el autocuidado es utilizado como la primera opción de tratamiento. Pero también es importante resaltar que en muchas situaciones es la única opción de tratamiento debido a un contexto en el cual muchas personas aún no tienen acceso a un sistema de salud. Por esto, el autocuidado cumple un papel fundamental.”
Más allá de las cifras en cuanto a el impacto económico, el autocuidado de la salud es un derecho y un deber de los individuos. Por esto, extender el autocuidado en la región es esencial para habilitar todos sus beneficios y requiere de cuatro facilitadores claves identificados en el Índice de Preparación para el autocuidado desarrollado por la Federación Mundial del Autocuidado (GSCF) en colaboración con la Organización Mundial de la salud (OMS), elementos en los que se centró la discusión del evento.
El primer elemento es el apoyo y adopción del autocuidado por los actores clave. Sobre este tema, la Dra. Magaly Rodríguez, vicepresidenta del Foro Farmacéutico de las Américas, compartió el importante rol que tienen los farmacéuticos como profesionales de la salud y expertos en medicamentos, con un conocimiento profundo de cómo manejarlos para alcanzar los efectos terapéuticos deseados y minimizar las complicaciones.
“El farmacéutico es un punto de enlace al paciente que llega a una farmacia. Le proporciona información y puede orientarlo para que reciba los tratamientos apropiados, e incluso, indicarle que busque atención médica, si es necesario. También juega un rol importante en campañas nacionales para educar a los pacientes sobre el autocuidado, incluyendo el buen uso de los medicamentos de venta libre” compartió.
El autocuidado responsable requiere empoderar a las personas y pacientes para que puedan realizar esta práctica con confianza, tema en el cual intervino la Dra. Eva María Ruiz de Castilla, directora de Latin America Patients Academy (LAPA).
Según la experta, el autocuidado contribuye a desbloquear las instituciones de salud, que a veces están colapsadas. “Podemos implementar buenas prácticas, pero antes, hay que educar a la población, por ejemplo, sobre qué son los medicamentos de venta libre, cuáles son y cuáles no. Y buscar que las regulaciones se apliquen de manera estricta”, enfatizó.
A fin de abordar las políticas de salud, como el tercer elemento clave en el desarrollo del autocuidado, Ángela Flores, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos de Perú (Alafarpe) compartió su experiencia en el caso de Perú y las discusiones en el congreso para habilitar más canales de acceso para productos de autocuidado.
Flores destaca la importancia de trabajar en las estrategias para reforzar la atención primaria en el sector salud y establecer, complementariamente, puntos adicionales donde el ciudadano pueda recibir información correcta. “Debemos tener estrategias de políticas públicas permanentes combinadas con el apoyo de la industria sobre las características del autocuidado, una mayor información sobre los productos para usuarios y una adecuada educación en salud. Trabajar de manera didáctica y permanente, con mesas de trabajo con la autoridad sanitaria, actores civiles y políticos, que puedan elevar la información y educación en salud de manera adecuada”, expresó.
También destacó que, para mejorar la disponibilidad de productos de autocuidado, es necesario incrementar los lugares de adquisición, con información relevante, y promover la competencia necesaria en la comercialización de productos farmacéuticos de calidad, seguros y eficaces. Además, hay que fortalecer la investigación y la farmacovigilancia de los productos que entran a los países.
Por su parte, Heriberto García Escorza, químico farmacéutico y director del Instituto de Salud Pública de Chile (ISP), brindó detalles sobre el fortalecimiento de los sistemas regulatorios para garantizar el acceso de la población a productos de autocuidado de calidad. Se enfocó en los aspectos económicos, de acceso, la eficacia y la farmacovilgancia de medicamentos, la cual debe ser activa y precisa, así como la importancia de reducir la asimetría de información al usuario.
“La asimetría de información respecto a los medicamentos es uno de los problemas que enfrenta el autocuidado responsable. Los pacientes reciben información del médico sobre los medicamentos que este le prescribe, sin embargo, cuando quedan con dudas pueden acudir también al farmacéutico de su comunidad, quién tiene la obligación de darle más información y orientarlo sobre los medicamentos de venta libre para reducir la asimetría y que pueda utilizarlo adecuadamente”.
También se refirió a la oportunidad de facilitar el acceso a los medicamentos en pacientes con enfermedades crónicas, quienes requieren una receta o prescripción que puede ser verificada y controlada con el apoyo de los farmacéuticos para que continúen con su medicamento hasta el siguiente control médico.
Como cierre y conclusiones del evento, los expertos destacaron la importancia del uso y regulación de la tecnología como parte del autocuidado, la cual permite mejorar la disponibilidad de información correcta a los pacientes a través del etiquetado electrónico o códigos de respuesta rápida (QR), el acceso a productos y servicios de salud, así como el control y verificación del cumplimiento de las regulaciones de venta y farmacovigilancia para la seguridad de los productos y los usuarios.
El trabajo conjunto y colaboración entre todos los actores que hacen parte del autocuidado pueden ejercer un efecto positivo y multiplicador de la educación en salud en América Latina.