Los primeros crímenes atroces en el país se cometieron en 1995. Los nombres de las víctimas todavía conmueven a todos. Amparo Morales y Oristela Batista, quienes murieron en manos de sujetos con personalidades psicópatas.
Entre los más recientes resuenan los seis cuerpos dentro de una fosa común en Pedregal y el de la joven Luz Michelle Orocú, quien murió descuartizada y quemada por su pareja en Chiriquí.