No todos somos como nos catalogan a los que manejamos taxis.
Con esta expresión abrió su conversación el protagonista de esta semana. Era un señor que está rayando los 50 años, con más de 20 en el negocio, serio, y que en su juventud era un piropeador, pero no llegó a fallarle a su esposa, pues les tiene miedo a las enfermedades de transmisión sexual.
Aquí, manejando he visto de todo. Lo que me asombra es que en estos tiempos hay mujeres que se suben a mi taxi, no saludan, vienen aceleradas buscando entre sus bolsos grandes y solo me dicen siga ese carro.