Los miedos son, como el amor y el dolor, necesarios en un proceso de aprendizaje. Bien orientados, generan confianza en los niños.
Justamente como tal son experiencias a que estamos todos, como seres humanos, predestinados a vivir. Lo que ocurre es que estas experiencias toman matices distintos de acuerdo con el ambiente en que se vive. Del mismo modo en que los padres enseñan naturalmente muchas cosas a sus hijos y, una de ellas, es el miedo.
Lo que no se puede hacer
No debemos ignorar los miedos de los niños