No hay mejor padre que aquel que no tiene hijos. Esta es una verdad tan grande como un templo.
Hace unos días escuchaba a una mujer soltera y sin hijos decir que había visto un chiquillo tan mal portado que si hubiese sido hijo de ella, lo habría agarrado a palos para que aprendiera a comportarse.
También oí a otra decir que los hijos de su hermana iban mal en la escuela porque ella no los había aconductado. Si fueran hijos míos, hace rato los habría puesto en su sitio.





