No obstante, reconoce que seguir una dieta es un "comportamiento muy común", porque responde a un "ideal de belleza" mundial que tiene "como eje la delgadez", pero insiste en que "no funcionan" porque apelan a un "patrón de comidas que no tiene que ver ni con lo almacenado por la persona como modo de comida de toda la vida ni con lo que comen sus amigos y sus pares, lo que come el mercado".
"Nosotros hemos armado una cultura donde el comer es un ilícito y un pecado capital y nos está trayendo problemas", denuncia Katz.





