- Sandra Alves, de 8 años, no quiere volver a la favela después de la clase.
Al otro lado del cruce elevado cubierto de pintadas y las vías del tren subterráneo, en un barrio pobre rodeado de rascacielos, Gabriela Aparecida, de 8 años, se acomoda el pelo rizado en un moño mientras espera por un aventón a su nueva actividad favorita: ba