Su niñez no fue fácil, debido a que en su pueblo Santa Rita, en Antón, tenía muchas necesidades y buscaba sus propios alimentos a su corta edad para sobrevivir a su cruda realidad.
A los nueve años me trajo mi mamá para la capital con planes de trabajar en casa de familia, pero la señora Silvia de Gómez me crió y me educó, dijo Cecilia.





