A veces me pregunto si perdí mi tiempo en tercer año, cuando la profesora Cielo de Tatis me impartió la clase de mecanografía.
Recuerdo que era imperioso aprenderse el teclado guía. Para ello, nos tapaban las teclas de las máquinas de escribir Olimpia y las Underwood. No había manera de hacer trampa.
ASDF - JKLÑ eran las guías. De ahí en adelante, más valía que uno se aprendiera cuáles iban arriba, abajo, a los lados; dónde estaba la mayúscula y los benditos números.





