Hay escenas de amor que permanecerán grabadas para la eternidad.
Imágenes que hacen que los ojos se iluminen y que el corazón estalle de emoción, al ser testigo de la entrega del más puro afecto, de una riqueza de valor incomparable.
Como aquel cuadro imborrable de hace diez días que se dibujó en la meta de la XXXIX versión de la Maratón Internacional Ciudad de Panamá, en la Cinta Costera, y que hoy toma vida con más fuerza y pasión en la celebración del Día de la Madre.





