Un barrio cuyo solo nombre causa temor, sin embargo, no todo en Curundú es malo, ya que como en todos lados hay gente mala y personas buenas y trabajadoras.
Una de esas personas que le dan renombre al barrio es Isabel Asprilla, de 46 años, quien a punta de la venta de bollos saca adelante a sus tres hijos.
En Curundú hay gente preparada, personas buenas y malas, como en todos los barrios del país, dijo Asprilla, quien no siente vergüenza de haber nacido en ese lugar.