Todas las familias tienen sus particularidades, la mía no es la excepción. Mi tía abuela paterna tenía un síndrome de Sjögren primario (resequedad en ojos y boca sin otro trastorno autoinmunitario). Yo nací con mucha elasticidad en la piel y articulaciones. Cuando era niño era divertido, podía doblar las rodillas y caderas en posiciones poco comunes, por lo que me aplicaba a la gimnasia. Como me gustaban los deportes incursioné en el fútbol y el baloncesto, destacando en ellos.

Cuando se murió su maestro, Ba se convirtió en monje peregrino. Viajó mucho hasta llegar al monte Heng, en la provincia de Hunan, al sur del gran río Yangtsé. Allí, cerca de un monasterio, en una roca, se hizo una cabaña de ramas y empezó a dedicarse al “zazen” (meditar sentado) día y noche, inmóvil como un yogui de la India.

Los residentes en el interior están de acuerdo si la ciudad hospitalaria los beneficia a ellos.