No hay duda de que el panorama para la selección es sombrío y desolado. Pero es que la paciencia de los seguidores de la Roja es como el elástico, en algún momento llega a su máxima tensión, hasta que se rompe o afloja.
Eso pasa con la selección, ese elástico está por colapsar. Luego del desastre contra Jamaica, aunque el técnico diga que no, la selección quedó en deuda con la afición, esa misma que por más de dos años ha estado ahí fiel, a pesar de los malos tiempos, que en realidad han sido muchos.





