Escuchar a Luis Felipe Scolari decir que España puede tener un mal día y que se le puede ganar es una demostración, para los incrédulos, de que la tendencia del fútbol dio más que un giro de 180 grados.
Quizá hace unos años era impensable escuchar a un técnico de la selección brasileña mostrar semejante respeto hacia un rival. No es que antes se le menospreciara, pero era a Brasil al que había que tenerle el máximo temor.