Ya no se pueden identificar. Años atrás, los pandilleros eran diferenciados por las autoridades por sus tatuajes, que daban fe a cuál banda pertenecían; pero eso ya cambió.
Ahora los tatuajes solo forman parte de la vida de los expandilleros, ya que la juventud de ahora no se los hace porque de esa forma son blanco fácil de sus enemigos o de los policías.





