Llegan a Panamá de tierras muy lejanas, y aunque sus costumbres e idioma son muy diferentes al nuestro, ello no es obstáculo para que se incorporen a nuestras comunidades.
Me refiero a los comerciantes asiáticos que recién llegados no hablan el español ni mucho menos entienden cuando le hablamos, pero de lo que sí están claritos es del precio de cada producto que hay en su tiendita.