Desde la interacción cuerpo a cuerpo, envoltura indisociada piel, olor, voz, mecimiento, ritmo, mirada y distancia fluye el diálogo tónico. Constituye el pasaje -continuidad y ruptura- del bebé a niño.
La motricidad y la sensorialidad constituyen la base de la estructura y a su vez, la condición esencial y tal vez única de existencia del bebé, de sus relaciones con el entorno y de sus representaciones de sí y del mundo.