¿Qué tal, Moza? Te escribo porque me siento feliz, pero no sé si eso es bueno o malo.
Lo que pasa es que trabajo mucho y cuando llego a mi casa, mi esposo empieza con una quejadera. Es tan agobiante la situación que me siento agotada y creo que si sigo así, un día voy a explotar.
El problema es tan grave que hace poco me enteré de que su jefe lo enviará por semana a un seminario al extranjero, y eso me tiene feliz.