Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir con locura a una bella luciérnaga.
El insecto iluminado huía con mucha velocidad de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada. En el tercer día, sin fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte unas preguntas?
- No acostumbro dar este precedente a nadie... pero como te voy a devorar, puedes preguntar -dijo la serpiente.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? -preguntó el insecto.