Gracias! Esa simple palabra se convirtió en todo para nueve jóvenes que nos aventuramos el pasado sábado a la provincia de Darién para llevar una fiestecita de Navidad a unos 200 niños y niñas de la apartada comunidad El Salto, ubicada a orillas del caudaloso río Chucunaque; ese que tuvimos que atravesar durante unos minutos en una panga del Servicio Nacional de Fronteras que nos brindó mucha seguridad.
Creo que más que ellos, los sorprendidos fuimos nosotros al ver cómo las personas de ese poblado, con el liderazgo de la maestra Yajaira prepararon todo un acto de bienvenida.