Desde hace dos años ella se dedica a la venta de este tipo de postre y es una de las pocas mujeres que ejerce esta labor.
Para ella lo único que importa es su superación personal y es así como todos los días se camina más de tres cuadras buscando clientes. Las zonas que más frecuenta son por el Hospital Santo Tomás y toda la Avenida Cuba, donde ya tiene sus clientes fijos.