Su restaurante llamado Santo Tomás tiene cinco años de funcionar frente al el nosocomio que lleva el mismo nombre y no hay un día que el negocio deje de brillar.
Sus mejores clientes son los médicos y familiares de los pacientes que salen del hospital, y no dejan de frecuentarlos por tener precios accesibles y comida variada, a pesar de que está rodeado por muchas fondas, relató Jairo.
El negocio es administrado por él, pero allí trabaja toda la familia: desde primos, hasta hermanos y tías, así que más que un negocio es un segundo hogar.
Su atención