Ella es a quien se encomiendan cada vez que el mal tiempo pone en peligro sus vidas y el fruto de su pesca en alta mar. Su fe es tan grande que manifiestan que nunca les falla cuando le piden volver a casa sanos y salvos.
Ayer, los pescadores de El Chorrillo le mostraron su amor con una bonita misa y una procesión en bote que recorrió la Bahía de Panamá.