¿Dónde están los 110 mil millones de presupuesto de este Gobierno?
Saludos a todos mis distinguidos lectores. Hoy martes 4 de diciembre, para mí el mejor mes del año, no por el aspecto material de regalos, obsequios y demás, sino por el deseo de compartir en estas fechas momentos de reflexión con aquellos panameños que están pasando difíciles días, quizás por la pérdida del empleo y por la agobiante crisis que golpea a todos los estratos sociales.
Esta reflexión me lleva a retroceder cinco años, cuando la mayoría de los panameños estaban felices para esta época porque tenían una fuente de empleo y llevar así los alimentos a su mesa navideña para compartir con su familia y amistades en estas fechas de solidaridad humana. Claro que tengo que pensar en este periodo cuando el gobierno del entonces presidente Ricardo Martinelli tuvo la genial idea de crear varios megaproyectos que no solo significaron transformar a nuestro querido Panamá en una nación próspera, sino a mejorar la calidad de vida de miles de panameños.
Los invito a hacer un alto para ver en términos comparativos lo que teníamos ayer versus lo que tenemos hoy, y hasta lo que hemos perdido también. Por ejemplo, en el quinquenio pasado (2009-2014) la administración del presidente Martinelli manejó un presupuesto global de 71 mil millones de dólares. Mientras que el gobierno de Varela, contando con el presupuesto del próximo año 2019, que está por el orden de los 23 mil 318 millones de dólares, vemos que ha manejado 107 mil 683 millones de dólares en cinco años, casi 40 mil millones más que su antecesor.
Entonces, la mayoría de los panameños nos preguntamos qué hizo este gobierno con 40 mil millones de dólares más que su antecesor. Al menos en el anterior quinquenio se reflejaron obras como el Metro 1 (subterráneo), la Ciudad Hospitalaria, los Minsa Capsi, hospitales en varias provincias del país, la ampliación de la carretera Divisa- Las Tablas, ampliación de la carretera entre Santiago y David, la ampliación de la carretera hacia Boquete, la Cadena de Frío, los 120 a los 70, la beca universal, entrega de computadoras a estudiantes, la cárcel la Gran Joya y cientos de proyectos más.
Yo, que tuve la oportunidad de recorrer el país meses atrás y conversar directamente con la gente de pueblo, de diversas comunidades y conocí cada una de sus preocupaciones, no puedo concebir que un gobierno que haya tenido 40 mil millones más que su antecesor tenga los hospitales a punto de colapsar. Por ejemplo, un hospital tan importante como el San Miguel Arcángel tiene un año de estar cerrado por contaminación y falta de mantenimiento del sistema de aire acondicionado.
Me entristece ver la publicación de las cifras de desempleo en nuestro país. Por ejemplo, solamente hasta agosto de este año, el índice de desempleo se ubicó en un 7 por ciento, que representa el más alto de desocupación laboral. No obstante, hay economistas que estiman que al final del año pudiera estar alrededor del 8 por ciento. Esta realidad, para miles de familias panameñas, es estresante y de gran preocupación.
No es ninguna falacia que Panamá necesita urgentemente un cambio de gobierno, pero un gobierno que haya demostrado a su gente auge, progreso, desarrollo y crecimiento económico, tal como sucedió del 2009 al 2014 con el partido Cambio Democrático. El pueblo panameño no puede dejarse engañar nuevamente por falsos profetas que durante la campaña electoral se desgarran las vestidura con tal de captar solo el voto del pueblo y luego se olvidan de él.
Tenemos que elegir a quien nos colocó en el panorama mundial, a quien todos elogiaban y admiraban por el crecimiento económico que registraba en esa época, mientras otras naciones del mundo estaban sumidas en una crisis económica y financiera, tenemos que elegir a Cambio Democrático, el verdadero cambio hacia el progreso, crecimiento y desarrollo humano. Siento que nos estancamos durante cinco años y el daño que se le ha hecho a este país, en salud, educación, transporte, justicia y seguridad no puede continuar; en tus manos está el cambio verdadero: CAMBIO DEMOCRÁTICO.