¡Pobrecito! Quedó sin mujer y sin negocio
No solo a los mortales nos caen las siete plagas de Egipto, no, a los famositos también. Este pobre samaritano está que no levanta cabeza; primero se quedó sin esposa por su mala cabeza y ahora junto a ella se le fue el negocio de gastronomía pues, para que sepan, era mancomunado. Y como eso de que lo mío es mío y nadie me lo quita es ley de vida, no le quedó de otra que cerrar el local, que por cierto tuvo más críticas que buenos comentarios. La gente no sabía si comer o vomitar por la pestilencia del baño. ¡Y mejor ni hablemos de los platillos aceitosos!
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Cocinero gritaba trágame tierra...
Y escúpeme en un quinceaños... No urgue culebra en hueco, dice Sandrita y el que no le hizo caso, en lo absoluto, fue un expresentador que se puso de pícaro con las niñas que no debía, y estas ¡zasss! lo echaron al agua con su frutita favorita. Que por cierto, se la topó face to face en un evento de la localidad. Sí, mi amor, ¿se imaginan? ¡pena ajena! Nos cuentan que el ambiente se puso hostil, porque el cocinero no sabía dónde meter la cara, mientras que la beldad, tenía bien cerquita a su guardaespalda que no la dejó que se juntara con la chusma.
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No fue por envidia, fue por vergüenza
Ay Señor, quiero mi wichi award!!! Oye, es que a esta cristiana le pasan unas cosas, que qué va. A la niña pelioncita le dio ahora por hacer una fotito así bien tipo Blacchyna y le cayeron en plancha, porque nadie sabía que ella tenía tan averiada la retaguardia. Ay, señor!