Conoce la manera de reducir el riesgo de tener cálculos renales
Los cálculos renales son depósitos duros de minerales y sales que se forman en el interior de los riñones.
A medida que las temperaturas aumentan en los meses de verano, también lo hace el riesgo de presentar cálculos renales, incluso aunque nunca haya tenido. Existen varios motivos por los cuales aumentan los cálculos renales en los meses de verano. Por ejemplo, en algunos casos se debe a que hacemos más actividades al aire libre y a la cantidad y los tipos de alimentos y bebidas que consumimos.
Según los estudios realizados, a medida que el clima mejora, las personas pasan más tiempo al aire libre y en la piscina, cuidan el jardín, o se juntan para hacer parrilladas. Y, muchas veces, el cuerpo no obtiene el tipo de líquido que necesita mientras elimina más de lo habitual mediante la transpiración.
Los cálculos renales son depósitos duros de minerales y sales que se forman en el interior de los riñones. Se producen cuando la orina contiene más sustancias que generan cristales, como calcio, oxalato y ácido úrico, de lo que el líquido en la orina puede diluir.
Los cálculos renales pueden presentarse por diversas causas, como la alimentación, que cumple una función importante en la formación de estos cálculos. Tener antecedentes personales o familiares de cálculos renales aumenta el riesgo, así como determinados medicamentos y afecciones médicas.
Entre las enfermedades y afecciones que pueden aumentar el riesgo de tener cálculos renales se encuentran la enfermedad intestinal inflamatoria, la diarrea crónica, la acidosis tubular renal, las enfermedades hepáticas, la cistinuria, el hiperparatiroidismo y las infecciones en las vías urinarias. Los cálculos renales también están ligados a tener un índice alto de masa corporal, un mayor tamaño de cintura y subir de peso. Haberse sometido a una cirugía de baipás gástrico y tomar determinados medicamentos también pueden aumentar el riesgo.
Una de las maneras más sencillas para bajar el riesgo de tener cálculos renales es beber mucho líquido, especialmente agua. Los líquidos adicionales diluyen la orina y disminuyen la probabilidad de aparición de los cálculos. Durante los meses de verano, es importante beber abundante agua para evitar la deshidratación. Además, ingerir mucho líquido en pleno verano, también puede disminuir el riesgo de presentar cálculos renales.
Normalmente, esto equivale a beber alrededor de ocho a 10 vasos de agua por día, lo cual debería permitirle orinar cerca de 2½ litros (85 onzas) por día. Una manera de determinar si está ingiriendo la cantidad necesaria de líquido es controlar el aspecto de la orina. Si es clara o transparente, es probable que esté bebiendo una cantidad suficiente de líquido. Evite el consumo excesivo de bebidas con azúcar o colas, ya que pueden aumentar el riesgo. Las bebidas deportivas con sodio agregado y el exceso de calcio también pueden aumentar el riesgo de tener cálculos.
Además, la cantidad de sal en la alimentación marca la diferencia. Consumir sal en exceso aumenta la cantidad de calcio que los riñones deben filtrar y esto aumenta el riesgo de padecer cálculos renales.
Muchos de los alimentos que son populares en verano, como los alimentos procesados y carnes como hamburguesas y salchichas, que están repletos de sodio y nitratos, también pueden influir en el riesgo de generar cálculos renales. Reducir la cantidad de sal en su alimentación puede disminuir este riesgo.
Elaborar un plan de alimentación para evitar los cálculos renales puede ser complicado, por lo que consulte a un dietista. Pueden repasar su situación concreta y trabajar juntos para crear un plan de alimentación que se ajuste a sus necesidades durante el verano y en todo momento.
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Es importante que sepa el tipo de cálculo que presenta, ya que esto puede ser útil para repensar sus hábitos alimenticios. Por ejemplo, si los cálculos que tiene son de oxalato de calcio, es posible que deba restringir los alimentos ricos en oxalatos, como determinadas frutas y verduras, frutos secos y chocolate. En la mayoría de los casos, consumir lácteos bajos en grasa que reduzcan el oxalato que se absorbe en las comidas puede servir de protección contra los cálculos renales. Pueden formarse cálculos renales de ácido úrico en personas que no beben la cantidad suficiente de líquido, tienen diabetes o síndrome metabólico o tienen una alimentación alta en proteínas. En tales casos, puede ser conveniente elegir una alimentación baja en proteína animal.
Le aconsejaría que le solicite al médico una prueba denominada «perfil metabólico en orina». Esta prueba consiste en analizar la orina de un período de 24 a 48 horas. Brinda información específica sobre cómo funcionan los riñones y ayuda a identificar factores de riesgo para la formación de los cálculos renales que puedan modificarse.
Resulta importante saber que la herencia tiene incidencia en los cálculos renales. Las personas que tienen un familiar con cálculos renales son, como mínimo, dos veces más propensas a desarrollar cálculos que quienes no tienen antecedentes familiares. Si bien es posible que personas de veinte años presenten cálculos renales, la mayoría presenta su primer cálculo renal entre los 40 y 60 años. Una vez que presenta un cálculo, la probabilidad de tener otro en el plazo de un año es de cerca del 15 por ciento. El riesgo de desarrollar más cálculos en tres a cinco años es del 35 al 40 por ciento y en un plazo de 10 años, es del 50 por ciento.
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Con solo tomarse el tiempo de aprender sobre los cálculos renales, hidratarse y comer bien, puede reducir el riesgo de tenerlos independientemente de los cambios de temperatura. En caso de que note que tiene un aumento en los cálculos renales, debe consultar al médico o a un nefrólogo.