Año nuevo, vida nueva, es la frase que se repite cada mes de enero, en el que hacemos propósitos para alcanzar metas, y entre las fiestas que todavía no terminan y las que vienen, más lo planteado, nos generamos expectativas que si no las logramos cumplir, nos autoflagelamos.
Lamentablemente en muchos este ciclo se le repite temporada tras temporada.
Del otro lado de la cerca, hay quienes sufren silencio por hechos como no tener empleo, estar lejos de los suyos por haberse ido a trabajar a otro país o están de duelo porque se les ha muerto un ser querido.
La doctora especialista en psiquiatría, Malaika Fagette Wilson nos regala píldoras de sabiduría para lidiar con las situaciones que vivimos en esta época.
Destacó que en estos tiempos, muchos desarrollan estrés y ansiedad al querer tener ropa nueva, la casa decorada y remozada o cumplir con una serie de compromisos en su mayoría de tipo social.
En ese trajín indicó que los sitios para celebrar están llenos entre ellos los restaurantes, balnearios o playas, las calles están abarrotadas de carros, la gente se pelea por un estacionamiento, quieren captar la atención para ser el primero al ser atendido en las compras, lo que genera poca empatía.
Ante estas realidades la especialista que labora en la Policlínica Presidente Remón de la Caja de Seguro Social invita a enfocarnos en ser más flexibles ante los hechos que no podemos controlar puesto que hay situaciones que se nos escapan de las manos, como podría ser no tener suficiente dinero para adquirir todo lo que queremos o carecer de suficiente tiempo para el sinfín de tareas.
“Lo que se puede hacer se hace, lo que no, se hace después”, subrayó, ante el hecho de que no es necesario vivir todo a la carrera.
Resaltó la importancia de darle al mal tiempo una buena cara, reiterando que la tolerancia es clave en ese proceso, ya que estamos rodeados de personas que pudieran estar más ansiosas o sufriendo más que nosotros.
Otro detalle importante puntualizó para ayudar a nuestra salud mental es ser agradecidos por la vida, la salud y por los dones, que no son más que las cosas que logramos hacer, nos gusta hacer y se nos hacen fáciles.
También recalcó en el hecho de compartir con los amigos, la familia y el prójimo, puesto que el compartir coloca al sistema nervioso en un estado de calma.
Indicó que la llegada del Niño Dios nos ofrece enseñanzas ante el hecho que se vivió muy diferente al estrés que estamos viviendo hoy día.
Dijo que si bien cierto, María y José habían recorrido varios lugares, aceptaron un pequeño establo, y tuvieron la paciencia y la humildad de aceptar un lugar que era poco cómodo y nada lujoso.
Otra enseñanza fue la de los magos de oriente que no llegaron el día del nacimiento de Jesús porque seguían pacientemente una estrella.
Concluyó que de estos hechos, nos debe quedar la lección de ser más tolerantes con nosotros y con con los demás; buscar tener serenidad y ver que en cada situación o molestia una salida positiva.