Aunque es posible que un embarazo desencadene hipotiroidismo, la causa subyacente de la afección probablemente no sea el embarazo en sí.
Algunas mujeres padecen un trastorno tiroideo que no muestra ningún síntoma hasta el momento de un embarazo, pero una vez que aparecen los síntomas, es importante recibir tratamiento y seguimiento médico durante 6 a 9 meses después del nacimiento del bebé.
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Después, también será necesario controlar periódicamente la función tiroidea, especialmente ante un nuevo embarazo.
La tiroides es una glándula pequeña y con forma de mariposa que se asienta en la parte frontal del cuello. Las hormonas que la tiroides produce se llaman triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), las cuales afectan todos los aspectos del metabolismo.
Además, mantienen la velocidad con la que el cuerpo usa la grasa y los carbohidratos, ayudan a controlar la temperatura corporal, influyen sobre la frecuencia cardíaca y ayudan a regular la producción de proteínas.
Las investigaciones muestran que alrededor del 10 por ciento de las mujeres jóvenes tiene un trastorno tiroideo que antes del embarazo no causa ningún problema, pero que se intensifica y produce síntomas durante el período de gestación.
Las mujeres con un trastorno tiroideo generalmente tienen en el cuerpo una concentración alta de anticuerpos antitiroideos, afección conocida como tiroiditis crónica, enfermedad de Hashimoto o trastorno autoinmunitario de la tiroides.
Después del nacimiento del bebé, el nivel del anticuerpo normalmente aumenta y eso puede llevar a una alteración temporal de la función tiroidea. Lo mismo puede ocurrir durante el embarazo.
Este trastorno de la tiroides suele llevar a hipotiroidismo, que es la afección causada por un nivel bajo de hormonas tiroideas en el cuerpo. Algunos síntomas comunes del hipotiroidismo son difíciles de detectar durante el embarazo, porque imitan a los signos de la gestación, como aumento de peso, cansancio y estreñimiento.
Otros síntomas de hipotiroidismo que podrían ser más obvios durante el embarazo son, entre otros, más sensibilidad al frío, sequedad de la piel, hinchazón de la cara, debilidad muscular, ronquera, dolor o rigidez en las articulaciones y dificultad para concentrarse o con la memoria.
Hay que andar con cuidado
Es fundamental recibir tratamiento con la hormona tiroidea levotiroxina, porque cuando el hipotiroidismo se deja sin tratar, puede afectar tanto el desarrollo fetal como la salud materna durante el embarazo. Se necesita atento control durante todo el embarazo, a través de análisis de sangre cada 4 a 8 semanas para revisar la función tiroidea.
En algunas mujeres, después del nacimiento del bebé, esta afección también deriva en un trastorno conocido como tiroiditis posparto. Este trastorno puede llevar a hipotiroidismo o a hipertiroidismo, que es la afección provocada por un nivel elevado de hormonas tiroideas en el cuerpo.
El hipertiroidismo después del embarazo generalmente se resuelve solo y sin tratamiento, pero cuando se desarrolla hipotiroidismo después del parto, generalmente se necesita tratamiento durante 6 a 12 meses. Pasado ese tiempo, normalmente, se lo puede suspender.
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Aunque el tratamiento elimine con éxito el hipotiroidismo, todavía queda el trastorno tiroideo subyacente. Es decir, ante un nuevo embarazo, hay alta probabilidad de que la mujer presente hipotiroidismo otra vez, independientemente de cuánto tiempo haya transcurrido entre uno y otro embarazo.
Saber esto con antelación permite que la paciente y el médico preparen juntos un plan de tratamiento, pues cuando el tratamiento empieza a principios del embarazo, generalmente se evita la aparición de los síntomas del hipotiroidismo.
De igual manera, paciente y médico deben crear un cronograma para el seguimiento médico necesario a fin de revisar la función tiroidea con el tiempo, aunque la paciente nunca vuelva a quedarse embarazada.
Algunos estudios muestran que las mujeres con un trastorno tiroideo que desencadena síntomas durante y después del embarazo también corren riesgo de desarrollar otros problemas de la tiroides más adelante en la vida.
Por ello, acudir a revisiones programadas permitirá detectar cualquier otra disfunción tiroidea mientras todavía se encuentra en las primeras etapas y se la puede tratar con más facilidad.