La proteína tóxica tau es una de las principales características biológicas en los cerebros de las personas con enfermedad de Alzheimer, pero aún no se entiende bien los factores que hacen a la gente más susceptible o resistente a la acumulación de esta proteína.
Un estudio preliminar de Mayo Clinic muestra que en los ancianos puede haber una relación entre variantes heredadas en el ADN y la aparición de depósitos de proteína tau.
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El estudio se presentará en la LXXII reunión anual de la Academia Americana de Neurología, a celebrarse en Toronto entre el 25 de abril y el 1 de mayo.
En la enfermedad de Alzheimer, tanto la ubicación como la carga en el cerebro de la proteína tau se relacionan estrechamente con los síntomas cognitivos, pero casi nada se sabe acerca de cómo y por qué se acumula la proteína tau de la forma en que lo hace. Estos resultados muestran que los factores genéticos son fundamentales en este proceso, lo que puede ayudar a predecir quién presentará síntomas y, quizás, a identificar nuevas dianas de tratamiento, comenta el autor principal del estudio Dr. Vijay Ramanan, fellow de neurología conductual en Mayo Clinic.
El estudio incluyó a más de 754 personas mayores de 50 años (edad promedio de 72 años), procedentes de la población del Estudio de Mayo Clinic sobre el Envejecimiento, residentes del condado de Olmsted en Minnesota y cuyo 87 por ciento no tenía problemas con la memoria ni con el pensamiento.
Los investigadores estudiaron los perfiles genéticos de los participantes y usaron tomografías por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) para buscar la proteína tau en el cerebro.
El estudio descubrió que los participantes con nuevas variantes genéticas en los cromosomas 1 y 5 tenían mayor cantidad de proteína tau en el cerebro que la gente con secuencias genéticas más comunes en esas regiones cerebrales.
Estas variantes genéticas se observaron en el 2 al 3 por ciento del grupo y en aquellos participantes, los niveles de proteína tau eran alrededor del 10 por ciento mayores que los de quienes no tenían las variantes.
Hay que tener cuidado
Los datos también confirmaron que las variantes en el gen de la proteína tau asociada a microtúbulos (MAPT, por sus siglas en inglés) y que produce la proteína tau se relacionaban con los niveles de esta proteína y plantearon que no existe relación entre la acumulación de la proteína tau y los genes antes vinculados con el riesgo para la demencia de la enfermedad de Alzheimer, entre ellos, la apolipoproteína E (APOE).
Es emocionante que las imágenes de la proteína tau obtenidas en el Estudio de Mayo Clinic sobre el Envejecimiento hayan permitido investigar la arquitectura genética subyacente de los depósitos de proteína tau, la cual puede diferir de la arquitectura genética subyacente de los depósitos amiloides, que son las dos proteínas fundamentales detrás de la demencia de la enfermedad de Alzheimer, señala la Dra. Prashanthi Vemuri, investigadora sobre la enfermedad de Alzheimer en Mayo Clinic y autora experta del trabajo.
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El estudio contó con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación GHR, la cátedra Familia Alexander para investigación sobre la enfermedad de Alzheimer en Mayo Clinic, la Fundación Mayo para la Educación e Investigación Médica, el premio Liston, la Fundación de la Familia de Elsie y Marvin Dekelboum, la Fundación Dra. Corinne Schuler y los Avid Radiopharmaceuticals que fueron los proveedores de la sustancia para la obtención de imágenes que permitió a los investigadores detectar la proteína tau en el cerebro.
Otros autores del trabajo también pertenecientes a Mayo Clinic son el Dr. Xuewei Wang, Scott Przybelski, la Dra. Sheelakumari Raghavan, el Dr. David Knopman, el Dr. Jonathan Graff-Radford el Dr. Val Lowe, la Dra. Michelle Mielke, el Dr. Clifford Jack Jr., el Dr. Ronald Petersen y el Dr. Owen Ross.