Una de las familias más prestigiosas, ricas y prominentes de la historia han sido los Rothschild.
La cabeza de este ilustre clan fue Mayer Amschel, quien tuvo 5 hijos que diseminó por las 5 ciudades europeas más importantes y pudieron ver en la historia no solo la derrota de Napoleón, la restauración de la monarquía de los Borbones, los Orleans, el retorno a la república o ascenso de Metternich, Bismarck, Napoleón III, el zar Alejandro II, la caída del imperio español y muchos otros eventos mundiales.
Lo más curioso de ellos era que se casaban entre sí, o sea, los padres con las sobrinas y los primos hermanos entre primas hermanas. Era la típica concentración del poder y conocimiento que solo quedaba en manos de la familia. Igual sucede en mi país con los clanes familiares, políticos y partidarios que se reparten el pastel y los negocios entre ellos olvidándose del pueblo que los eligió y de los copartidarios que los apoyaron.
Esta nefasta práctica de nepotismo la critican todos, pero pocos hacen algo al respecto. Creo que una vez denunciada, automáticamente el involucrado debe ser destituido y de esta forma se sale del cáncer de una vez. Están llenos los consulados y las embajadas de familiares y copartidarios, al igual que los ministerios y entidades autónomas.
Propongo que para trabajar en el Gobierno no se permita afiliación partidaria a nadie, salvo el presidente y ministros de Estado. Así dejaremos de nombrar a los copartidarios y despedir a quienes no lo son.
A los Rothschild les funcionó en el ámbito privado, pero eso no funcionará en el público.