Panamá es una tierra de oportunidades, no debería existir un solo pobre y es uno de los únicos países que puede dar ese salto de un país oscuro del tercer mundo a uno del primero. Nuestro problema somos nosotros mismos, pues pareciera que tenemos xenofobia, envidia a quien le va bien, valores por debajo de lo normal, opinólogos que solo van por sus intereses partidarios y no responden a la membresía, una educación distorsionada, pero peor aún, nos llena una sed de venganza contra el que tiene, el que hace o tiene belleza, talento e ingenio, todo lo cual complementamos con un mal gobierno, donde no existe la justicia, la democracia o inclusive el balance de poderes.
Creo que debemos todos ver y hacer lo que a otros les ha ido bien. Por eso recomiendo escuchar no una, sino mil veces, ese famoso discurso que en el 2005 pronunció Steven Jobs en la Universidad de Stanford: Conectando puntos o Connecting dots. No existe algo más profundo y real, que si es aplicado tanto por gobernantes como gobernados, nos hará no solo mejores personas, sino un mejor país. Ese fue mi credo durante mi administración, por eso tuvimos el crecimiento económico más grande de la historia, con el desarrollo social, turístico, empresarial, educativo más grande y jamás visto. Lo malo de esto es que esa misma visión la compartía mi querido vicepresidente, no sé qué ha pasado en el camino, pero algo que soñamos y pensamos juntos funcionó tan bien por 5 años que no veo por qué ahora es lo contrario.
Creo que el presidente es un hombre razonable e inteligente, lo que creo es que no ha sabido manejar el poder, que es efímero y ya pronto se le acaba. Pudo haber sido el mejor gobierno de la historia. Lo que nos plaga es el odio y rencor alentado desde lo más alto para saciar un "odio pasajero" que le ha hecho daño al país. Debe aún recomponer esos valores y pensamientos basados en la ayuda al más necesitado y no al más pudiente o a copartidarios que ven el mundo desde el prisma más metálico que social.
No podemos tener esa doble moral, que lo malo hecho por mí o los míos se omite y solo se resalta lo ajeno, siendo el mismo delito coima para unos y donación para otros. Por eso las carreteras tienen costos de autopistas, los puentes del mismo tamaño costos estratosféricos, la suspensión de obras para investigar ha conllevado "sobrecostos" ahora reales que debemos pagar, como la Ciudad Hospitalaria, o peor aún, haber cancelado los escáneres de rayos X de los puertos o de las carreteras, así como los radares italianos, alegando el mismo pero inexistente razonamiento, que lo único que ha traído es el incremento del tráfico de drogas. Ya se comenta en EE.UU. que las más altas figuras gubernamentales son los "cobradores" de peaje por su paso vía Panamá.
Conectemos los puntos y hagamos de Panamá el paraíso que fue y puede ser recuperado si todos ponemos nuestro granito de arena. Esto no es fomentar la impunidad, pero sí no interferir en la justicia. Es también defender nuestra razón de ser, no entregándonos, tal como hemos hecho a los organismos internacionales o países dominantes. Creo que la relación nueva con China, Rusia e India, algo por lo cual felicito al Gobierno, debe ser acrecentada, porque ya el mundo es más tripolar que antes, pero esto no debe ser para convertir algo tan positivo en un negociado de visas con funcionarios del Consejo de Seguridad controlando el mismo.
Recomiendo al Presidente que deje de escuchar las conspiraciones y los miedos que le meten los milicos. Estos son eso, han sido con todos y serán los primeros en venderse al nuevo postor. El que crea lo contrario es un neófito, solo hay que ver la historia de éstos que son los seres más aduladores cuando se está en el poder y los más traicioneros al acabar el mismo.
Presidente, conecte los puntos, pacifique el país, todos, y me incluyo, queremos que al Gobierno le vaya bien y sea usted un reformador, no un generador de caos e ineficiencias. Ya falta poco, quienes creen que esto no acaba deben verse en el espejo ajeno. No podemos seguir con más revanchas y odios políticos o personales, esto es perjudicial para todos y más para los que se van, porque los que vienen, si no continúan con lo mismo, entonces sí vamos a una debacle. No debe haber más odio ni rencores y el momento propicio de empezar es ahora mismo, no después, cuando ya sea tarde. Los elementos recalcitrantes que hay en ambos lados deben sentarse a dialogar, pasar la página y ver cómo se conectan esos puntos que nos den paz y el desarrollo que todos anhelamos.