La rodilla es el centro básico de la pierna al correr. Un esguince de rodilla se da cuando se les exige demasiado a los ligamentos afectando las estructuras óseas a las que se unen. Es decir, un esguince de rodilla es el producto de una distensión ligamentosa (ligamento medial o interno, ligamento externo o ligamentos cruzados anterior y posterior) más una distorsión ósea (del hueso del muslo o fémur, del hueso externo de la pierna o peroné, y/o del hueso interno de la pierna, que es la tibia).
El ligamento medial o interno de la rodilla es el más fuerte de todos los que protegen la parte exterior de la articulación, formando una banda ancha que puede estirarse hasta 10 o 12 cm a lo largo del borde interno, desde el fémur hasta la tibia. Se puede tocar en la parte interna del muslo cuando tenemos semiflexionada la rodilla, cubriendo toda la hendidura que en la parte interna se forma entre el fémur y la tibia. Esta parte es especialmente sensible y dolorosa cuando sufrimos algún tipo de dislocación o distorsión al correr, siendo más notable al enfriarnos después de la actividad física.
La rodilla no es simplemente una articulación en bisagra para extender o flexionar, también puede girar libremente con un movimiento rotatorio cuando está doblada. Este movimiento rotatorio acompaña automáticamente a los movimientos de doblar y enderezar. Así, cuando estamos sentados, podemos girar los pies hacia afuera o hacia adentro sin levantar los talones del suelo. Al correr sobre superficie deslizante o barro, el pie puede resbalar, girando la pierna hacia fuera y forzando el lado interno de la rodilla. El ligamento puede sufrir una ligera distensión o una pequeña rotura en sus fibras y ello se considera una lesión leve o menor, pues dicho ligamento va a recuperarse simplemente con el reposo o con el descanso activo, manteniendo la rodilla convenientemente vendada.
Pero si la lesión ha sido más traumática, notaremos un dolor repentino sobre el lado interno de la rodilla, a veces acompañado de un chasquido. Se puede sentir cierta tirantez que refleja el comienzo de la hinchazón. En el lado externo de la rodilla puede suceder que, por el sobreuso, el ligamento sufra repetidos tirones al recoger la pierna y extenderla rápidamente (entrenamiento explosivo y fraccionado). No obstante, el ligamento lateral externo es menos vulnerable a las lesiones por sobreuso que el ligamento medial o interno. Suele hacerse por torceduras violentas de la rodilla, hacia fuera si está doblada. Si el movimiento de la lesión ha sido importante, el cuerpo se defiende reaccionando con un movimiento contrario de compensación sobre la torcedura. Por esta razón, en los esguinces de rodilla puede doler e inflamarse uno de los ligamentos, pero estar afectados los dos, el interno y el externo. Cuando hay gran desplazamiento del fémur sobre la tibia o viceversa, puede quedar encajada hacia delante o hacia atrás aquella y ello conforma la distorsión que junto a la distensión ligamentosa antes descrita construyen el esguince propiamente dicho.
La mejor prevención para que la estructura ligamentosa de la rodilla responda correctamente a cualquier contingente es tener fuerte la musculatura extensora de la pierna (cuádriceps) y también los flexores (isquiotibiales) de la parte posterior del muslo.
Luego de una lesión de la rodilla, los primeros cuidados, sin duda, han de ir encaminados a controlar la inflamación y el dolor. Por ello resulta obligada la utilización de hielo con la pierna semiflexionada (20 minutos cada 2 o 3 horas). Se puede hacer algún masaje leve con pomadas tipo gel (las que no nos interesan son las que proporcionan un efecto calorífico).
Se sugiere utilizar, para los primeros 5 días, un vendaje funcional de modo que fijemos el ligamento más afectado, dejando libres los otros movimientos indoloros. Habrá que valorar si es posible el apoyo sin dolor ni inestabilidad, pues a veces es necesario usar muletas como sistema protector. Si, transcurridos esos días, el apoyo es posible, esto puede indicar que no hay gran afectación de las restantes estructuras de la rodilla: tendones, meniscos, rótula. La evaluación de un esguince de rodilla debe realizarse por un médico capacitado quien, luego de la realización de los exámenes físicos y radiológicos, decidirá el manejo con medicamentos, terapias y referencia a médicos especialistas en ortopedia.