A comienzos de 1960, el pintor Walter Keane había alcanzado un éxito más allá de la creencia con sus enigmáticas pinturas de niños abandonados de grandes ojos. Sin embargo, la extraña y chocante verdad finalmente se descubrió: las obras de Walter en realidad no fueron creadas por él en lo absoluto, sino por su esposa, Margaret.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.