ABEL, NIÑO GENIO
Abel Herrera DAngelo es un niño colonense de cinco años con un coeficiente intelectual por encima del nivel de los de su edad.
Este niño es producto de un milagro. Su madre, Sarid DAngelo de Herrera, tenía un embarazo gemelar del que lamentablemente sufrió el aborto natural de uno de los bebés en el primer trimestre de gestación.
La atención por la capacidad intelectual de Abel comenzó cuando sus padres, a los cuatro meses de nacido, lo escucharon cantar cumpleaños en balbuceo. Así, comenzó a decir muy temprano palabras sencillas como mamá, papá, entre otras.
Al primer año, Abel empezó a grabarse los logos de las marcas que veía en su entorno. Ya al año y medio, conocía más de 50 logos y cualquier persona creía que leía. Al principio se aprendió los de las compañías de telefonía celular.
Al cumplir dos años, no solo sabía los logos, sino también eslóganes de comerciales, tales como gaseosas o del Gobierno, entre otros. La gente pensaba que los leía, pero aún no lo hacía.
Sus padres, Abel y Sarid, decidieron comprarle juegos didácticos como computadoras para niños de tres años, muñecos que le enseñaban el abecedario, un videojuego llamado "smile motion", que enseñaba a sumar, entre otros. Estos permitieron que sus conocimientos se afianzaran.
Logró a los dos años y medio saberse el abecedario identificando las letras en imprenta, dijo su padre.
A los tres años, decidieron matricularlo en un centro de orientación infantil. Pero él en casa demandaba querer aprender y en los ratos libres se le empezó a enseñar las sílabas con ayuda de un tablero pequeño.
Un día, la psicóloga de la escuelita comunicó a la madre de Abel que él ya estaba preparado para leer, porque había leído unos carteles en la escuela. Las maestras decidieron comprarle el libro de lectura María y Manuel para niños de primer grado y tomaban su tiempo para afianzar su lectura, luego empezó a leer cancaneando.
Una noche después de la cena escribió las sílabas ma, me, mi, mo, mu y las leía con mucho entusiasmo. Para él fue tan interesante que siempre preguntaba y quería saber más de otras combinaciones.
También quería leer las marcas de los carros que veía en la vía.
En ese proceso, Abel empezó a aprenderse la poesía Patria y en reuniones sociales la declamaba a la gente, quienes lo admiraban por esta capacidad. Sus padres estaban asombrados.
Con 4 años, en prekinder, su lectura fue mejorando y las maestras empezaron a asignarle charlas, las cuales aprendió con rapidez, y las presentaba con el uso de cartulina. Habló de la tolerancia, también acerca del cerebro, y dio el discurso de fin de año de la escuelita. La directora de la escuela estaba muy sorprendida de su capacidad, ya que hacía una disertación y no una simple charla.
Ahora que está en primer grado en La Salle descubrió que tiene otras habilidades, como declamar. El 12 de mayo ganó su primer concurso de poesía, compitiendo en la categoría de niños desde prekinder a tercer grado, y logra aprenderse una disertación sobre el Canal de Panamá, la cual contribuye a que él, en conjunto con sus compañeros de clases, se hagan acreedores del primer lugar en un concurso.