No hay duda de que la provincia de Veraguas es tierra de grandes artistas que con su talento destacan en el área de la pintura, el canto, la escultura, el dibujo, el baile, la música y otras artes.
En cada rincón de Veraguas hay expresiones artísticas ejecutadas por niños, jóvenes y adultos. Tal es el caso de Jairo Igualá, joven pintor de 35 años residente en el cruce de la comunidad de Carabalí, en el distrito de San Francisco.
Según este joven, desde chico siempre le inspiró lo folclórico, la belleza de la naturaleza y las expresiones autóctonas de la campiña para representarlo a través de la pintura y el dibujo.
Contó que su talento artístico se descubrió desde que era un niño, cuando realizaba dibujos de paisajes, animales, personas, objetos y otras imágenes que llamaban la atención de sus padres, maestros, compañeros y familiares.
Desde temprana edad supo que el dibujo y la pintura eran su pasión y mayor pasatiempo. Por eso decidió tomar cursos y capacitarse en la Escuela de Bellas Artes para desarrollar y potenciar su talento de la mano de grandes maestros veragüenses. También estudió en Bocas del Toro y Panamá.
Jairo manifiesta que ha pintado más de quinientas obras en toda su carrera y siempre busca expresar la naturaleza, las costumbres del hombre del campo, las manifestaciones típicas y animales llamativos.
Su intención en las diferentes ferias y exposiciones de arte en las que participa es educar sobre la cultura y hacer que cada día más jóvenes se interesen por el arte y en especial por la pintura, porque muchos de ellos tienen el talento, pero necesitan ser motivados y orientados para que puedan descollar.
Actualmente, Jairo es profesor de Educación Artística en el colegio de enseñanza básica general de Pocrí de Aguadulce, pero su deseo de enseñar a otros a pintar no se queda entre cuatro paredes. Cuenta que las puertas de su casa siempre están abiertas para cualquiera que desee aprender las técnicas de pintura y está dispuesto a ayudarles desinteresadamente.
Hace poco realizó una exposición en la plaza central de San Francisco, donde mostró diferentes obras en acrílico acerca de pasajes naturales, frutas exóticas y la representación del caballo como animal de trabajo que destaca por su fuerza y representa fortaleza, dominio y libertad.
En su taller ubicado en su casa dedica muchas horas de trabajo, principalmente de noche y de madrugada, porque considera que es el mejor momento para pintar.