Casa embrujada
A menos de un kilómetro del río Caimito, que divide La Chorrera de Arraiján, en el sector de Hato Montaña, en lo más alto de la colina que lleva el mismo nombre, se encuentra una vivienda vieja y abandonada que varios años antes tenía una torre de piedra de laja, la cual se derrumbó sola y misteriosamente; se trata de la casa embrujada.
Son muchas las personas de diferentes lugares de Panamá Oeste que saben o han oído historias sobre esta espeluznante casa.
Joel De La Cruz dice que en esa curva hubo muchos accidentes en la época de los 90 y recuerda que un bus se estrelló allí exactamente frente a la casa.
Otra versión apunta a que el dueño de esta casa se ahorcó dentro de ella, luego su esposa la desalojó y la vendió, pero cuatro personas de la familia que la había comprado aparecieron muertas dentro de esta.
Elena viuda de Yángüez, residente en la Barriada 2000 de Arraiján, relata que una pareja de novios intentó comprar la casa, pero antes la alquiló para vivir allí, se casaron, pero cuando se mudaron no pudieron dormir en toda la noche, no por estar amándose como correspondía, sino por los horribles ruidos y sentimientos escalofriantes ante la presencia invisible de algo extraordinariamente extraño, siniestro y diabólico; lamentaciones, quejidos de niñas, risas macabras y una brisa anormal, hicieron salir al día siguiente a los amantes que buscaron otro sitio para vivir.
Se cuenta que una empresa que tiene sus instalaciones comerciales en la parte de abajo en Hato Montaña compró ese lugar para realizar unos proyectos allí, pero las personas que contrataron para medir, limpiar y remover este lugar, no pudieron iniciar estos trabajos en pleno día, misteriosamente contaron que no trabajarían allí por ningún dinero, ya que el ambiente en ese lugar los aterrorizaba, en pleno verano se ponía oscuro, llovía copiosamente, solo en ese sitio y la brisa que corría por la casa era violenta y arrastraba un olor extraño.
Actualmente, la casa embrujada está rodeada de maleza, en la parte sur dos torres de empresas telefónicas han hecho cambiar la fisonomía del lugar, sin embargo, la casa sigue cerrada, un portón cerrado con candados, indica que tiene dueños y que no se permite el paso sin autorización; en el registro público no pudimos conocer quiénes son los dueños, pero realmente sí es algo aterrador estar cerca de este lugar.
Un sacerdote de La Chorrera señaló que cualquier presencia extraña en este o cualquier otro sitio, no es más que una sugestión psicológica, porque para Dios es importante todo ser humano, y al darle credibilidad a cosas irreales estamos negando en parte su poder.