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Deliciosa raspadura
Damaris Flores / Damaris Flores Los bueyes que se utilizan para las moliendas pueden durar entre seis y diez años.La elaboración de panela o raspadura de manera artesanal es una tradición de más de medio siglo que estaba a punto de perderse.A su rescate se han sumado varias familias residentes en la cabecera de Cochea, corregimiento de Potrerillos Arriba, distrito de Dolega, provincia de Chiriquí, quienes han encontrado en la molienda de caña para fabricar la panela una forma de mejorar sus ingresos familiares.Orlando Mendieta lleva 18 años dedicado a la molienda de caña para elaborar la panela, con esta labor ha sacado adelante a su familia.El señor Mendieta y su esposa realizan tres moliendas de caña por semana, cada una equivale a una paila de jugo de caña.¿Pero cómo se elabora este producto, cuál es la clave de la familia Mendieta? Según nos cuenta el cabeza de familia, ellos se levantan de madrugada a cortar la caña, después la muelen, el jugo que sacan se pone a hervir hasta que se convierte en miel y luego en melcocha.De ahí en caramelo, y por último se le colocan dos cucharadas de aceite, se deja reposar por unos segundos y se obtiene el cuadro dulce.El color de la panela varía de acuerdo con el tipo de caña, tiempo de cocción y clima, puede ser marrón claro u oscuro.Con esta actividad obtienen entre 65 y 70 dólares, e incluso llegan a obtener alrededor de 200 dólares semanales, ya que cada molienda les produce de 100 a 120 paquetes.Las raspaduras son empacadas de dos en dos por paquete, y luego las venden en residencias y abarroterías del área, cada una a 70 centavos.Si bien es una actividad artesanal que conlleva mucho trabajo, ellos lo hacen con mucho amor y dedicación, siempre pendientes de cumplir con todas las medidas de higiene.
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