ATALAYA, Veraguas.
La romería en honor a Jesús Nazareno nuevamente se vio marcada por los problemas de falta de agua potable que desde hace tres años afectan al distrito de Atalaya y que han generado quejas de lugareños y de las propias autoridades de la Iglesia Católica.
Pese a que el año pasado el propio Cardenal José Luís Lacunza llamó la atención de las autoridades del gobierno nacional por el problema de escasez del vital líquido, esta vez el problema de carencia en el suministro se mantuvo igual.
De hecho el propio presidente Juan Carlos Varela quien el pasado 2015 se comprometió a resolver los problemas del agua potable en Atalaya, en esta oportunidad esquivó hablar a los medios de comunicación sobre la repetitiva crisis.
Pero lejos de las carencia del agua potable, este año la romería en honor a Jesús Nazareno sirvió para que las autoridades de la Iglesia Católica Panameña llamaran la atención tanto de gobernantes como del pueblo cristiano a no caer en la tentación del poder excesivo.
En la homilía de este primer domingo de Cuaresma ante unos 200 mil fieles católicos congregados en Atalaya, el Nuncio Apostólico en Panamá, Andrés Carrascosa Cosso, cuestionó el hecho de que hayan personas que lleguen hasta éste santuario a pedir poder, triunfo y cosas materiales y eso es lo contrario al camino que Dios propone.
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Hay quienes son capaces de venir aquí a pedirle al Nazareno las cosas que constituyen una tentación y que van en contra de la cruz de Jesucristo, enfatizó el representante del Papa Francisco en medio de los aplausos de los miles de feligreses.
El mensaje del prelado se dio en presencia del presidente de la república Juan Carlos Varela, quien valoró que las palabras del nuncio apostólico fueron claras para que los panameños se enfoquen en las buenas prácticas y que el poder sea usado solo para servir.
En una emotiva ceremonia fueron muchos los peregrinos que no aguantaron el calor y el fuerte sol por lo que tuvieron que ser evacuados producto de cuadros de desmayos y deshidratación.
A las 12 en punto del mediodía se dio la salida de la imagen de Jesús Nazareno del interior de la basílica menor en medio de aplausos y lágrimas de emoción de los fieles que hacían largas filas para emprender el tradicional recorrido de una hora por los alrededores de la plaza central de Atalaya.
Al final de la procesión los estamentos de seguridad implementaron un dispositivo para agilizar el flujo vehicular de los miles de vehículos de distintos puntos del país que se encontraban en este poblado.