Portobelo, la joya abandonada del Caribe panameño, ve luz al final del túnel
"Portobelo es una mina de oro, pero hay que explotarla turísticamente".
Portobelo es uno de los lugares con más historia de Panamá y también uno de los más abandonados. Fue tierra de piratas y conquistadores y lleva años sumido en el olvido, aunque el anuncio de un millonario plan de restauración le ha devuelto cierta esperanza a sus vecinos.
"Siempre nos han dado la espalda y lo más triste de todo es que Portobelo es una mina de oro, pero hay que explotarla turísticamente", aseguró a Acan-Efe Rafael González, un joven que gestiona un pequeño e improvisado aparcamiento a la entrada del pueblo y que en sus ratos libres también trabaja como lanchero.
Enclavado a orillas del mar Caribe en una bahía homónima y custodiado por tres fuertes, Portobelo fue uno de los puertos americanos más importantes durante la época colonial, por el que pasaron la mayoría de las riquezas que España embarcó hacia Europa procedentes de la conquista de América.
"En esta bahía tuvo lugar la primera batalla entre las tropas inglesas y españolas (1739) que ganó el famoso oficial (Edward) Vernon. Portobelo Road, la calle de Londres, se llama así por esta contienda", afirmó Lourdes Gutiérrez, coordinadora de una fundación que busca visibilizar la riqueza cultural del pueblo.
"En estas aguas también descansan los restos del pirata (Francis) Drake y los ingleses vienen cada cierto a tiempo a intentar recuperarlos. Aquí hay galeones hundidos y los cangrejos siguen sacando monedas", agregó.
Abandonado
Ese pasado esplendoroso y efervescente contrasta con la desolación actual. Los perros callejeros se despiojan en la plaza, los niños juegan entre las montañas de basura y las tuberías vacían sus aguas negras en las calles, mientras veleros abandonados se hunden en la bahía y la exuberante selva se come los fuertes.
De hecho, las fortificaciones coloniales fueron incluidas en 2012 en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
"Ya casi no me quedan nietos, todos se han ido a la ciudad. Aquí hay muy poco que hacer y vivir no es cómodo, no tenemos ni agua potable, pero bueno, vamos a ver cómo funciona ese plan del que hablan", declaró Elsa Molinar, una septuagenaria oriunda de este pueblo ubicado a 100 kilómetros al norte de la capital.
El arquitecto del Instituto Nacional de Cultura (INAC) Javier Edwards indicó a Acan-Efe que el estado actual del pueblo es consecuencia del escaso presupuesto que los Gobiernos han destinado históricamente a la cultura y de las "deficiencias" de las autoridades locales.
Gutiérrez, de la Fundación Bahía Portobelo, señaló, sin embargo, que la dejadez responde esencialmente al imperante racismo de las clases gobernantes panameñas: "Panamá es una sociedad muy racista y nunca ha querido que el Caribe, donde se encuentra la mayoría de la población afrodescendiente, se desarrolle".
Están esperanzados
El plan que ha hecho que los vecinos de Portobelo empiecen a ver algo de luz al final del túnel es un préstamo de 107 millones de dólares aprobado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para la conservación del patrimonio cultural y natural de Panamá.
El arquitecto del INAC explicó que parte de esos fondos se usarán principalmente para restaurar los fuertes y el edificio donde antiguamente se encontraba la Aduana, lo que "potenciará" el turismo nacional y extranjero y atraerá inversión.
Además: Panamá, la segunda peor mundialista, de acuerdo al último 'ranking' Fifa
Portobelo es además el epicentro de una cultura única en el mundo que desarrollaron los esclavos africanos para burlarse de los conquistadores en la época colonial y que se denomina "congo".
Los ritmos, los bailes y la artesanía congos son tan ricos y singulares que la Unesco evaluará el próximo diciembre si los declara Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
"Si me llegas a entrevistar a principios de año cuando no se había anunciado el plan, te hubiese dicho barbaridades sobre nuestro abandono, pero ahora mismo estamos ilusionados y esperanzados", reconoció la coordinadora de la fundación.