Raspao pa delicioso
A diario unos treinta vendedores de raspao salen a las calles de la ciudad de Santiago a ganarse la vida. Algunos han sabido ganarse el cariño de la gente por su buen trato, su cortesía y la alegría con la que desempeñan su trabajo.
Y es que el raspao no pasa de moda y mucho menos ahora cuando el calor sobre esta ciudad es sofocante y muchos para aliviar la sed se acercan a las carretillas o carritos de los raspaderos a pedir la refrescante y dulce bebida hecha a base de hielo rallado, sirope o jugos naturales acompañada con leche condensada o miel de caña.
Uno de los raspaderos más populares de Santiago es Ramiro Guevara, quien lleva más de 15 años dedicado a esta faena bajo sol y lluvia y con la cual ha sostenido a los seis integrantes de su familia.
Ramiro inicia su jornada desde bien temprano. Comienza preparando los siropes rojos y de uva que son los más gustados por los niños, también alista el jugo de limón criollo, naranja y el de piña con los trocitos de la fruta. Luego sale de su casa a comprar la barra de hielo que para ellos tiene un precio de $4.50.
Dijo que la salvación son las festividades religiosas, patronales, desfiles patrios, actividades deportivas y otros actos donde hay mucha afluencia de público porque venden hasta doscientos raspaos en un solo sitio.
Cuenta que cuando empezó en esta actividad se po día vender cada raspao a 25 centavos, pero en vista de que los insumos se han encarecido a ellos no les quedó otra opción que subir el precio, pero la gente ha comprendido y se los siguen comprando sin quejas.
Expresó que como en todo negocio siempre hay que procurar complacer al cliente en todo lo que se pueda y una de las cosas que a la gente de Santiago le gusta es que el raspadero sea higiénico y tenga su carretilla limpia y en buen estado.