- Según Sol Ramírez, coordinadoras del Inac, los juegos de antaño deben ser parte de las tradiciones que se pasan de generación en generación. Agregó que ellos tienen una gran importancia desde el punto psicopedagógico, pues de diferentes formas contienen muestras de aprendizaje a través de herramientas y colaboración para soluciones de problemas, de desarrollo de roles sociales, e introduce a los niños y niñas en el comportamiento del adulto.
Ni la Tablet ni el último juego de video podrán sustituir la emoción de los juegos de antaño, aquellos que no necesitan baterías ni estar conectados a una red de internet.
Es por ello que para que las nuevas generaciones no los olviden, en la comunidad de El Cocal de Las Tablas, en la provincia de Los Santos, realizaron una mañana de juegos de antaño.
En total fueron ocho juegos los que se desarrollaron y que hicieron reír a los niños de El Cocal y también a algunos otros que llegaron de otras regiones.
La actividad fue organizada por funcionarios de la Coordinación Regional del Instituto Nacional de Cultura (Inac), quienes lograron que la empresa privada también contribuyera con los premios para los niños ganadores de los juegos.
Entre los juegos que realizaron y en los que participaron los niños estaban: el palo encebao, la puerca encebaa, la carrera de carretilla, cuchara con huevo, el juego de la manzana en agua y el del guineo.
Sol Ramírez, una de las coordinadoras del Inac, explicó, por ejemplo, que el juego de la manzana consiste en atrapar con la boca la manzana que se coloca dentro de un platón con agua, mientras el niño permanece con las manos colocadas en la espalda.
Otro de los juegos rememorados fue el del guineo, en el que el niño con los ojos vendados intercambia la fruta con un contrincante y el primero que se la come, es el ganador. ¡Eso sí, quedan toos embarraos!
Para la competencia del palo encebao, los niños se unieron para ganarse este premio, y el mismo se realiza colocándose uno encima del otro, hasta que el que está más arriba alcance el premio en la curumba del palo, previamente engrasado.
Al final del día los niños participantes se ganaron los $15 que había en la curumbita (cima) del palo, como dicen los interioranos.
Pero el juego más divertido fue sin duda la puerca encebaa, porque esta puerca no había manera de atraparla y en cada intento se les resbalaba de las manos.
A los niños más pequeños se les enseñó juegos más sencillos como la cuchara con el limón, mientras que a los más grandecitos se entretuvieron con la cuchara con el huevo, y al que se le caía, de inmediato quedaba fuera de la competencia
Existen muchos otros juegos que fueron recordados: como del trompo, el escondío, la rayuela, jugando canicas, el salto de la soga, entre otros.
Lo cierto es que estos juegos no han sido olvidados, pues aún se conservan en la mente de aquellos que eran niños en los 80 y 90.