- realizan campañas evangelizadoras en los barrios, y visitan cárceles y hospitales.
- Muchos jóvenes han dejado las armas, y ahora llevan la biblia y se reúnen en la iglesia.
Hace 10 años estuvo en una prisión pagando penas por delitos como el tráfico de drogas y asociación ilícita para delinquir. Era un delincuente rechazado por la sociedad. Hoy, Rodrigo Moreno es un hombre nuevo, padre de familia ejemplar y ciudadano responsable.
Rodrigo narra que en el año 2006, cuando se encontraba recluido en la cárcel La Joya, vivió una experiencia que lo transformó y cambió por completo. Tuvo un encuentro con Jesucristo al abrirle las puertas de su corazón y desde ese día todo fue diferente, recuerda.
Es que desde aquella ocasión el camino que llevaba este joven tomó otro rumbo. Desde los 12 años se había iniciado en el mundo de la delincuencia y la droga. Estaba ciego y su destino era la perdición y la muerte, explicó. Ahora es un testimonio fiel de que la palabra de Dios tiene el poder para cambiar la vida de un hombre por muy malo que sea.
Según él, Dios siempre da oportunidades. En su caso la aprovechó en el momento en que se sentía solo y todos a su alrededor le habían dado la espalda. Decidí dejar esa vida y cederle el control de mis pasos al Señor, expresó. Este joven santiagueño comparte con todo el que pueda el milagro que hizo Dios en su vida.
Rodrigo pasó de ser un delincuente a un predicador de la palabra de Dios que dirige su mensaje a gente que está atrapada en el mundo en el que una vez él estuvo, y ya son muchas las vidas que ha logrado rescatar de las garras del mal.
Y es que ahora son más de 30 jóvenes los que han salido de las pandillas, dejando la delincuencia por una vida en paz con Dios. Este grupo, liderado por Rodrigo, conforma un ministerio que tiene como misión la predicación de la palabra en aquellos lugares donde muy pocos se atreven a ir.
Julio César Sánchez es otro expandillero convertido a Cristo, que manifiesta que si por muchos años fue un instrumento para hacer el mal, ahora tiene la oportunidad de ser un portador de bendiciones y no la va a desaprovechar. Él cuenta que está muy agradecido con Dios por haberlo sacado de la vida de oscuridad que llevaba, y ahora da testimonio de una vida nueva.
Jerry Mela estuvo preso por varios años en Coiba, y reconoce que solo Jesucristo lo pudo cambiar y hacer de él un hombre de bien. Este hombre también forma parte de este grupo de misioneros que predican en las cárceles, en los barrios y en las calles.
Él manifiesta que producto de su predicación en los barrios calientes, ya son muchos los hombres y mujeres que se están alejando de las bandas para servirle al Señor, pues han visto el testimonio de ellos.
Otro joven que logró salir del mundo de las bandas, de la droga y de la delincuencia es Carlos Concepción, quien ahora se dedica a predicar la palabra en sectores donde pocos se atreven. Su mensaje al perdido se basa en que Dios ofrece salvación y tiene poder para transformar sus vidas y darles la oportunidad de obtener un trabajo digno, de superarse y conformar buenas familias.