Siempre escribo de lo que sale a cuadro, pero hoy, por desahogo, quiero publicar una columna que no necesariamente tiene que ver con televisión, pero sí mucho con la industria del entretenimiento.
En Panamá, como en el resto del mundo, los llamados nuevos medios han permitido que, literal, cualquier pela-gatos se crea desde experto en comunicación hasta promotor de eventos y más triste y patético, famoso.
Hay desde los que no cantan nada y su mayor logro es enseñar nalgas y posiciones sexuales o sugerentes en sus fotos de Instagram, hasta los que tienen que recurrir a ventilar su vida privada en redes etiquetando a medios-para que de ellos se hable, sin dejar por fuera a los que le piden a un tercero que llame a los medios para "dar un dato". Lo ridículo de todos es que hasta "representantes artísticos" tienen. ¡Esto es de risa!
Antes los representantes de un talento eran personas que tenían entre otras cualidades, contactos y respeto dentro de la industria del entretenimiento, además, una capacidad de relacionamiento con los medios de mucho respeto y confianza de doble vía. Obvio, eran tiempos en que la información estaba solo en manos de los medios tradicionales. Hoy, cualquiera informa, pero no todos informan bien.
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Les doy ese contexto porque estaba en una reunión donde algunos promotores de artistas e influenciadores eran parte de los asistentes. Participaba de ella solo porque es parte de mi trabajo, no porque quisiera compartir con gente que, equivocadamente, se creen que influyen de verdad en los demás. ¡Pobres ilusos!
Entre muchos de los temas que se trataron, uno de los "promotores" y algunos "seudo influenciadores" o como yo les llamo infladoencers hablaron de lo que ellos consideraban pestes: los periodistas de espectáculos o, como les llamaron también, los bochinchosos esos.
Yo los escuchaba y no daba crédito de la forma como, casi en su mayoría, se referían a quienes integran la fuente de espectáculos. Sus formas y expresiones eran tan de desprecio que me vino a la mente el montón de veces que esos mismos "promotores", sí, los mismos, llamaban y llaman- a las redacciones de los medios a pedir espacios promocionales o entrevistas para sus "artistas... y para pedir cacao o tregua.
Uno de ellos, orgulloso, decía que él no necesita de los periodistas de espectáculos para que su evento se llene. Que él no necesitaba de los medios. Que era suficiente con Instagram y "un par" de influenciadores que a cambio de boleto de cortesía le movían el evento o al talento.
A este tipo de personajes que hay en la industria del entretenimiento promotores, artistas y seudo influenciadores- hay que recordarles o aclararles varias cosas que creo que, por el ego, ignorancia o, peor aún, mal agradecimiento, han olvidado.
1. Muchos de sus representados no serían nada hoy sin el apoyo de los periodistas de espectáculos y medios de comunicación que les abrieron sus puertas cuando no eran nada, cuando ni en la vereda de su casa los conocían, por mucho talento que tuvieran.
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2. Sí, es cierto que ya el periodismo de espectáculos local casi no existe y sí mucho del periodismo rosa y periodismo de corazón provocado precisamente por sus representados que van de escándalo en escándalo, porque arte no tienen -o tienen muy poco- y también porque ahora hay muchos "periodistas de redes", esos que no salen a reportear porque solo saben escribir de lo que sale en Internet, entiéndase Instagram.
3. Antes de los mal llamados influenciadores que no promocionan sus eventos porque sus representados sean buenos y sí por no pagar boletos de entrada por duros- los promotores no salían de las redacciones, no dejaban de llamar a los que ahora llaman "bochinchosos" para pedirle "play" ni dejaban de enviarles chat pidiendo "ayudita".
4. La mayoría de los que llaman influenciadores esos que ustedes usan y se dejan usar- se dieron a conocer, precisamente, porque los periodistas de espectáculos les hicieron notas y/o estaban en una plataforma tradicional que no era internet como la televisión y la radio.
5. Y por último, esos que se auto llaman y creen influenciadores y que hasta representantes tienen algunos, llamaban a los periodistas de farándula -que ahora desprecian- para que fueran a su baby shower, a su boda, a su bautizo, los llamaban por teléfono para desahogar sus penas y hasta pasaban datos de quién era "la otra" que le quería golosear al novio. ¿Ahora lo olvidan?
En otras palabras, no sean mal agradecidos que aún hoy, los grandes artistas de verdad, lean bien, artistas y famosos de verdad, hacen gira de medios porque saben de la importancia del buen relacionamiento profesional con periodistas del espectáculo. ¡El promotor o influencer que se pica es porque ají come!