Yo no sé si usted lo sepa, pero producir shows como Yo me llamo o Tu Cara Me Suena TVN, no es fácil. No es fácil porque requiere de una maquinaria humana que va más allá de los que usted observa con los participantes y jurados a cuadro. Solo la inversión en las franquicias es un dineral; sin contar costo de hora-hombre de los que en esa propuesta trabajen, súmele a ello la presión emocional de la producción por generar rating para que el show resulte rentable y de los participantes por enfrentarse, olvídese a los jurados, al odio, maldad y burla que abunda hoy en las mal llamadas redes sociales que pareciera por lo que escriben- están repletas de antisociales.
Comparar Tu Cara Me Suena de TVN con Yo Me Llamo de Telemetro es no saber nada de formatos audiovisuales porque son abismalmente opuestos. Uno es de personas desconocidas y, el otro, de personas conocidas en el país léase que no escribí famosos- que le prestan o endosan su mucha o poca popularidad y seguidores al show donde participan. En uno tienes que parecerte al artista, inclusive parodiarlo. En el otro, tienes que ser el artista física y vocalmente.
Les doy este contexto porque inició la apuesta estelar de entretenimiento musical de pantalla Telemetro, "Yo me llamo" y obvio, de eso tenía que ser mi crítica de hoy jueves porque estamos ante un proyecto que, desde sus audiciones, obtuvo interesantes y muy buenos puntos de ratings, pero que también le dio "comidilla tóxica" a los medios o páginas webs que publican información de entretenimiento o chismorreo y, sobre todo a los "haters" de ese canal que no dudaron con o sin razón- en atacar.
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"Yo me llamo" inició 'bien-mal' con sus shows de audiciones porque ya sea, por estrategia promocional o porque realmente así sucedió, los hechos y quejas de los televidentes por la selección de los participantes, las inconsistentes justificaciones que dieron a los medios la producción o jurados del show y posteriores publicaciones de los eliminados desmintiéndolos ya dejaba un sinsabor en un proyecto que ni siquiera había dado inicio de manera oficial. Personalmente creo que varios de los participantes finales no debieron llegar ni al casting y punto. Con algunos debió ser un "gracias por no participar".
La producción visual de "Yo me llamo" en su primera gala fue muy buena y habría que ser egoísta como crítico de televisión para no reconocerlo. Contó con escenografía moderna, iluminación correcta, el maquillaje y vestuario de todos los talentos en escenario fueron acordes al artista, tuvo buenos montajes escénicos y caracterizaciones para cada presentación, además de una dirección de cámaras adecuada y sí, si es un show familiar. En esto es poco lo cuestionable. Hasta ahí, salió bien.
Sin embargo, la primera gala estuvo carente de otras cosas como lo fue el ritmo televisivo para ser un show musical en directo mal llamado "en vivo". Hubo momentos la mayoría- lentos, muy planos emocionalmente y sin puntos de clímax que hicieron que uno como audiencia no conectara con la propuesta como un todo. Un show musical, en directo que carezca de ritmo, es terrible.
El Sr. Andrés Morales, que tiene todo el talento para ser el conductor de este show, por ejemplo, no le imprimió emoción a su participación como host y en este tipo de formatos, el papel del presentador es fundamental para darle fuerza, fluidez, presencia, identidad y mucho ritmo a la propuesta como un todo, para contagiar a televidentes y público presente, como para la química entre él-participantes, él-jurados, él-público en estudio. Una cosa es no querer ser más show que los participantes como pasa con presentadores de otros proyectos y otra, no aportar al entretenimiento de la propuesta para sumarle agilidad. Mucha más energía como co-host transmitió Nicole Ferguson que Morales y esto en un primer show no debió pasar.
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Con los jurados pasó exactamente lo mismo. Aunque me gustó mucho y era lo propio- que ninguno quiso pasarse de gracioso o lucirse más que los talentos participantes -como también es costumbre en las producciones nacionales-, sus apreciaciones fueron aburridas, sin mucho aporte, no sumaron nada. Imperceptibles. Ellos mismos se veían apagados, sin un papel que jugar en el concepto del formato que les diera identidad y personalidad cuando se supone que la expertise que tienen en las artes musical y actoral le permite aportar más. No transmitieron a cuadro ni entusiasmo, ni química con todo el show y mucho menos complicidad entre presentador-jurados, jurados-jurados, jurados-participantes, jurados-público que eso también es indispensable para que este tipo de formatos de dos horas tenga movimiento ante el ojo de quien lo sintoniza.
Tan ausente de ritmo estuvo la primera gala que, ni siquiera, el público se vio ni sintió que vibró. Las tomas del público más parecieron las de un auditorio universitario lleno de gente que obligas a estar ahí para que no se vea vacío, que una gala musical de estreno con tantas estrellas y eso pasa cuando no conectas, cuando hay ausencia de ritmo, cuando no hay picardía y esa complicidad "de equipo" para que al aire salga todo bien, natural, con fluidez y sobre todo agilidad. Eso es lo que capta una atención de inicio a fin.
A la próxima gala de "Yo me llamo" le urge una mejor selección de temas que enciendan la pantalla, música de identificación del show más rítmica, público más conectado con el formato y que el espectáculo del talento a cuadro todos- contagien para que el resultado sea algo más que una buena escenografía. A pesar del crecimiento de los participantes, mejores estuvieron - como show para televisión- las audiciones que la primera gala, ¡imperdonable!