El panameño Mariano Rivera entrará oficialmente este domingo al Salón de la Fama del béisbol de las Grandes Ligas con el récord de salvamentos (652) en las mayores y con un histórico porcentaje del 100% de los votos logrados.
"Mo", en sus 19 temporadas con los Yanquis de Nueva York, tuvo como su mejor arma su recta cortada, un lanzamiento que -según él mismo confesó- nació sin proponérselo (en 1997).
Este pitcheo, con el que dominó a un sinnúmero de peloteros, se hizo muy famoso por romper una gran cantidad de bates.
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"Me encantaría tener ese número (de cuántos bates rompió con su recta cortante), reconoció el istmeño, en una nota publicada por mlb.com.
En la mencionada entrevista, Rivera recordó un estudio del New York Times que afirmó que el taponero rompió 44 bates en la temporada del 2001. Haciendo los cálculos, se trató de un bate roto por cada 7.04 turnos ese año. Si se suponía que Rivera había logrado ese ritmo desde que empezó a usar la recta cortada en los primeros meses de 1997 y se mantenía así el resto de su carrera, el número total sería de 664 bates rotos.
Se siente bien, dijo Rivera sobre la sensación de ver romperse un bate gracias a un pitcheo suyo. A veces el bate luce como que tiene una pequeña dinamita, por la forma en la que explota cuando la bola hace contacto.
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El momento que más recuerda Rivera en ese sentido fue durante la Serie Mundial entre los Yankees y los Bravos en 1999, cuando le partió el bate al toletero zurdo Ryan Klesko tres veces en un mismo turno.
Un regalo curioso e inolvidable
La proeza de Rivera en ese sentido era tal que en la última campaña del cerrador, cuando hacía su tour de despedida en los estadios contrarios, los Mellizos le regalaron una mecedora hecha de puros bates rotos. El equipo de Minnesota la bautizó La Silla de los Sueños Rotos.