Desde que la Alcaldía de Panamá ha comenzado el conocido Proyecto de Renovación Urbana, a los buhoneros extranjeros se les hace cada vez más difícil estar dentro del mercado de la buhonería clandestina, lo que los ha obligado a ingeniárselas para vender sus productos.
Solo basta estar por una hora en áreas como La Peatonal, Calidonia y Santa Ana para observar como algunos de los vendedores llegan, chequean el lugar, tiran sus enormes sábanas, luego colocan sus productos rápidamente y empiezan la venta.
Pero si ven algún movimiento por parte de la alcaldía, que se mantiene realizando censos en el sitio, recogen todo y en 10 minutos ya están en otro sector montando sus puestos.
Esta situación ha sido detectada por la Alcaldía de Panamá, solo ayer se estaban realizando los censos sorpresa, según los voceros de la entidad, con ese mismo fin de agarrarlos de imprevisto.
El alcalde de Panamá, José Blandón, aseguró que no será permitida la buhonería por parte de extranjeros, solo los que tienen tiempo en este negocio, que son panameños honestos que han contribuido a la economía del país.
"No hay pan para tanta gente", grita el vendedor Manuel Asprilla cuando se le consulta sobre el tema, él aseguró que no es posible que un extranjero se le ponga al lado a vender lo mismo y se le lleve hasta cuatro clientes al día sin pagar un impuesto.
Pero no toda la culpa es del vendedor señaló, pues los panameños saben por su acento y contextura que el buhonero no es del país y le compran, olvidándose de su hermano.
Juan Jiménez, secretario general del Sindicato de Buhoneros y Trabajadores Informales y Similares de Panamá, dijo que el juegavivo se ve todos los días, y que es importante que se tome en cuenta la mano de obra panameña y no la extranjera.