Luis Puleio, militar jubilado, explorador y guía (por iniciativa propia), y un grupo de senderistas que se dedican a la conservación de la naturaleza, anhelan el reconocimiento de la Capilla de La Palangana, un lugar poco conocido, escondido detrás del centro comercial Alta Plaza en la Vía Centenario.
El grupo ve con pesar que la zona, también conocida como Capilla de Cárdenas, dentro del recorrido de Camino de Cruces, está solo, sin protección.
La preocupación por los interesados aumenta, ya que el sitio cada vez se deteriora más, y actualmente solo quedan ruinas, además, tienen temor de que por falta del merecido reconocimiento y mantenimiento, se pierda totalmente el lugar visiblemente histórico.
La Capilla de La Palangana consta de dos ruinas, y según su historia, pertenece a los primeros años de la conquista española. Era una catedral que servía como punto de descanso para los viajeros que cruzaban el istmo por el Camino de Cruces hasta Panamá La Vieja.
Falta de interés cultural y abandono
“Aunque es obvio que existe una historia, no hay ese interés necesario”, manifestó el explorador Puleio, de 74 años. Contó que ha conversado con arqueólogos en varias ocasiones para que visiten la capilla, pero ellos dicen “¿cuánto me vas a pagar?”, “si me vas a pagar voy”, entonces, al no tener el dinero, pues como mínimo piden 1,500 dólares para hacer un estudio de campo corto, no se ha logrado el objetivo.
“Aún hay rutas que nadie conoce. Me agradaría que el Ministerio de Ambiente seleccione una unidad o una persona que vaya conmigo para enseñarle donde están los caminos”, expresó.
Por su parte, Ariel Blanco, fundador de la Tribu Guarumo, un grupo sin fines de lucro que se dedica a la conservación de la naturaleza, sitios históricos y el desarrollo del turismo interno, dijo que entiende que para ciertas personas son solo piedras y no se valora que las mismas estén en los mapas de las exploraciones realizadas para la construcción del Canal de Panamá con los nombres de los senderos a los que pertenecen, pero que “negar su existencia, es negar su preservación”.
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De hecho, contó que la primera vez que visitó el sitio, lo que le impresionó mucho fue el grado de abandono que tiene la estructura estando tan cerca de la ciudad, que personas en los años 90 pudieron conocer la capilla con todas las paredes, pero que ahora se encuentra deteriorada y con la cerca perimetral oculta por la maleza.
Respuesta a las autoridades
El Ministerio de Ambiente, que está al tanto del tema, compartió que las ruinas de la Capilla de La Palangana y el Camino Real de Cruces están incluidas en una propuesta para que sean declaradas Patrimonio Nacional, incluso manifestaron que este último quiere ser incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura (Unesco).
“Hemos tenido conversaciones informales sobre el tema con grupos de senderistas, pero no se ha llegado a establecer un plan de trabajo en conjunto para la preservación”, indicó Disney Fajardo, jefe del Parque Nacional Camino de Cruces.
Además, agregó que, como la capilla está dentro del Parque Nacional Camino de Cruces, los guardaparques patrullan el área regularmente, porque se encuentra cerca de la comunidad de Mata Redonda, donde algunas personas se dedican a la caza ilegal.
Aunque, la entidad encargada de dar “el visto bueno” para que un sitio sea declarado Patrimonio Histórico en nuestro país es el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural.
Linette Montenegro, directora Nacional de Patrimonio Cultural de Ministerio de Cultura, dijo que la institución ha estado presente en la petición de los senderistas, ya que han participado activamente desde el inicio del Proyecto de Ley N°617 que declara al Camino de Cruces y a la Capilla de la Palangana como Patrimonio Histórico, presentado por iniciativa ciudadana en 2021, hasta su discusión en primer debate en la Asamblea Nacional.
Preservar el lugar y su historia
El explorador Puleio es parte importante en esta historia, pues es quien se ha encargado de dar a conocer el sitio haciendo giras gratuitas, que son regularmente los días domingo en horario de 8 a.m. a 12 m.d., donde él, junto a parte de su familia recorren el lugar con los aventureros, que sin duda, al finalizar el recorrido quedan maravillados y con ganas de volver, así lo percibimos durante su última gira.
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“Me dedico a esto hace un par de años, desde que fueron comprometidos Parques Nacionales, como el Camino de Cruces, eventos propios de la expansión de la ciudad, donde peligraba este último y el Camino de Gorgona”, dice; desde entonces, ha luchado para la conservación de los mismos.
Puleio considera que lo más importante es que la comunidad visite y se empodere de esas rutas para que ayuden en su conservación, a través del conocimiento histórico.
Además de compartir su conocimiento, también aporta con el mantenimiento del lugar, cortando las malezas con machete, labor que no hace solo, pues hay senderistas que lo apoyan, como la Tribu Guarumo.
Blanco, de la Tribu Guarumo, dijo que antes de la pandemia de covid-19 organizaban visitas para que las personas pudieran conocer el lugar, giras de mantenimiento los fines de semana, incluso han colaborado con otros senderistas y con Puleio en la lucha de que el lugar sea reconocido como Patrimonio Histórico.
Mensaje a la sociedad
Los senderistas pidieron “por favor que se preste más atención a este tipo de actividades”, recordando que la naturaleza es fundamental para todos.
“El esfuerzo que hace mi papá y otras personas es ejemplar, lo que se busca siempre es preservar la historia, que, como sabemos, formamos parte de ella, ya que la historia nos define el antes, ahora y el después”, dijo Luis, hijo del exmilitar Puleio, quien se encarga del manejo de las redes sociales de su padre, donde a través de la cuenta de Instagram @luispuleio.explorador organiza las giras.
Mientras, el Ministerio de Ambiente compartió que los ciudadanos deben comprender que la protección y puesta en valor de estos bienes culturales dependerá, no solo del presupuesto que se facilite para obras de restauración o consolidación de las ruinas (que es necesario), sino de “la vigilancia que como ciudadanos tengamos cuando se desarrollen proyectos de infraestructura pública o privada que afecten negativamente los sitios”.